Hoy en día, casi cualquier niño con dificultades en la escuela termina con un diagnóstico. A veces porque no se concentra, otras porque no sigue consignas, o simplemente porque su comportamiento no encaja con lo esperado en el aula. Ante estos síntomas, las familias entran en un circuito que parece ofrecer respuestas, pero que rara vez soluciona el problema de fondo. Las evaluaciones psicopedagógicas —rápidas, baratas y hechas en cadena— prometen dar nombre a lo que sucede, pero en realidad muchas veces lo simplifican o lo distorsionan. Detrás de esa etiqueta diagnóstica, no hay una comprensión profunda del caso, ni un análisis riguroso de sus causas, ni un camino claro de intervención.

El gran problema de los psicodiagnósticos actuales no es sólo la falta de tiempo o de recursos. Es que la mayoría de ellos no están realizados por clínicos formados, ni por profesionales con experiencia real en neurodesarrollo, ni en neurociencia. Son pruebas aplicadas por psicopedagogas o por psicólogos con escasa formación técnica, que utilizan instrumentos no validados, métodos de interpretación subjetivos y marcos teóricos superados hace décadas. La psicologización del malestar, el uso acrítico de nociones psicoanalíticas o el reduccionismo conductual hacen que muchos informes sean poco más que descripciones vagas. Y al final, el niño pasa de curso, se le hacen adecuaciones, se le baja la exigencia… pero tú, tu familia, y él mismo saben que algo no está bien encauzado.

Eso es exactamente lo que viene a cambiar NeuroPsicoDx.

NeuroPsicoDx no es un “psicodiagnóstico”, es un proceso clínico completo, diseñado por neuropsicólogos y neurólogos con experiencia, con el objetivo de ofrecer respuestas reales a las familias que ya no se conforman con informes genéricos, llenos de frases hechas. Nuestro enfoque combina pruebas clínicas estandarizadas, observación estructurada, entrevistas clínicas breves pero potentes, e inteligencia artificial aplicada para integrar datos objetivos y cualitativos de forma rápida y precisa. Lo que antes requería entre seis y diez sesiones y cientos (o miles) de euros, ahora se reduce a tres sesiones de evaluación con pruebas validadas y dos entrevistas de media hora. E incluso así, el resultado es incomparablemente más profundo y útil.

El producto que entregamos es único: un triple informe que permite comprender a fondo lo que le ocurre al niño o adolescente. Integramos la dimensión biográfica e histórica del desarrollo con un análisis técnico del funcionamiento cognitivo y conductual, y sumamos un bloque específico de pronóstico, donde explicamos —con claridad y datos reales— qué mejoras pueden esperarse con distintos tipos de intervención: farmacológica, psicoterapéutica, pedagógica o neuropsicológica. En otras palabras, no sólo te decimos lo que pasa, sino lo que puedes hacer, cuánto puede mejorar, y qué camino es el más eficaz en tu caso.

La mayoría de las familias hacen estas evaluaciones en medio de una crisis: cuando el colegio lo exige, cuando el niño ya está desbordado, cuando no hay más opción que “ver qué tiene”. Pero tú puedes hacer algo distinto. Puedes anticiparte. Puedes actuar ahora, con calma, con tiempo, y con información de verdad. No necesitas que te digan que tu hijo “tiene algo”. Necesitas saber qué le pasa, cómo funciona su mente, y qué condiciones necesita para desarrollarse con plenitud. Eso no lo consigues con una etiqueta ni con un informe de diez páginas en lenguaje técnico. Lo consigues con una evaluación seria, respetuosa, y sobre todo, pensada desde la ciencia y la empatía.

Nosotros no creemos en diagnósticos rápidos ni en diagnósticos vacíos. No entregamos hojas con puntuaciones y percentiles sin más. Lo que te llevas con NeuroPsicoDx es un proceso de transformación en el que tú también te conviertes en parte del equipo clínico: vas a entender lo que ocurre, vas a ver datos reales, vas a aprender cómo acompañar a tu hijo. De hecho, cuando terminamos el proceso, muchos padres nos dicen: “ahora sé más que el neuropsicólogo al que fui antes”. Y es cierto. Porque parte de nuestro compromiso es formarte a ti también. No es magia. Es ciencia, rigor y sensibilidad.

Y todo esto, a un precio profundamente competitivo. Porque no creemos que el acceso al conocimiento y al acompañamiento especializado tenga que ser un privilegio. Creemos que tiene que ser accesible, ético, y transformador. Por eso hacemos esto. Porque sabemos que se puede hacer mejor. Y porque tu hijo lo merece.

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